Finnick Odair

[...] Al oir la palabra tridente es como si surgiera el viejo Finnick.
-¿De verdad? ¿Qué hace?
- No lo sé, pero si se parece a mi arco y mis flechas, te va a encantar. Tendrás que entrenar con él, eso sí.
- Claro, por supuesto. Supongo que será mejor que baje.
-Finnick, ¿y si te pones pantalones?
    Él se mira las piernas como si se diera cunenta por primera vez de lo que llevaba puesto, se quita el camisón y se queda en ropa interior.
-¿Por qué? ¿Es que esto -añade, poniendo una pose provocativa muy ridícula- te distrae? [...]